Las dos caras de la soledad
- Rosy Villa
- 16 oct 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 oct 2021
Hay edades, momentos y circunstancias donde la soledad es devastadora, pero también hay momentos donde la soledad es necesaria y enriquecedora.
¿Cómo sanar las heridas que la soledad infantil dejó? ¿Cómo llenar los huecos que la falta de amor, aceptación y pertenencia dejaron, y que como adultos seguimos cargando y pagando?
¿Cómo no usar la soledad tan aplaudida y tan de moda en estos tiempos como una máscara para rechazar el encuentro con los otros y no enfrentar el miedo que la vulnerabilidad del vínculo nos provoca?
Primero es importante aclarar que de acuerdo a como se percibe la soledad puede ser positiva o negativa.
La soledad negativa tiene que ver con sentirnos aislados y sin apoyo social, este sentimiento suele vivirse como una sensación de desamparo. Esta soledad negativa surge en la infancia y tiene muchas causas, se reduce a la falta de un vínculo seguro con los padres y es sinónimo de heridas emocionales no superadas.
Puede darse desde un abandono real, por falta de alguno de los padres o de ambos, por algún grado de abandono por padres que pasan demasiadas horas en el trabajo, padres que pasan demasiado tiempo en el celular y en general padres que no están emocionalmente disponibles para los hijos.
El rechazo también genera sensación de soledad, esto se da en padres que “rechazan” de alguna manera a sus hijos consciente o inconscientemente, maltratándolos, con altas exigencias, con falta de reconocimiento o humillaciones etc., este rechazo que ejercen en los hijos genera falta de pertenencia y apego lo cual creará sensaciones de soledad y aislamiento.
En general todos los tipos de herida emocional infantil generan en mayor o menor grado falta de pertenencia y por ende sensación de soledad.
El miedo a la soledad es generado por esta sensación de desamparo y no pertenencia, queremos evitar a toda costa volver a experimentar esto, “necesitamos desesperadamente a otra persona” por lo tanto somos capaces de hacer cualquier cosa por no estar solos, nos quedamos en relaciones tóxicas, generamos dependencia a los hijos, a la pareja, a las amistades, al trabajo, algunas actividades y a sustancias, lo que sea para nunca más volver a sentir el dolor de no pertenecer.
En algunas ocasiones se genera una máscara de “autosuficiencia”, “no necesito a nadie”, “estoy mejor solo” etc. Esto tampoco es saludable, esta soledad autoimpuesta es generada igual por el miedo a volver a ser herido sin embargo también tiene consecuencias negativas. Codependencia, o aislamiento, irritabilidad o permisividad, depresión, ansiedad, falta de autoestima, neurosis, agresividad, sentimiento crónico de vacío, conductas auto destructivas, adicciones hasta suicidio.
En los adultos mayores las consecuencias son evidentes. Aunque es difícil medir el aislamiento social y la soledad de manera precisa, existe una fuerte evidencia de que muchos adultos de más de 60 años están socialmente aislados o se sienten solos en maneras que ponen en riesgo su salud. Estudios recientes hallaron lo siguiente:
“El aislamiento social aumenta significativamente el riesgo de una persona de morir prematuramente por todas las causas, un riesgo que podría rivalizar con el del tabaquismo, la obesidad y la inactividad física.
El aislamiento social se asoció a un aumento de casi el 50 % del riesgo de demencia.
Las relaciones sociales escasas (caracterizadas por el aislamiento social o la soledad) se asociaron a un aumento del 29 % del riesgo de enfermedad cardiaca y a un aumento del 32 % del riesgo de accidente cerebrovascular.
La soledad se asoció a mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio.
La soledad en los pacientes con insuficiencia cardiaca se asoció a un riesgo de muerte casi 4 veces mayor, a un aumento del 68 % del riesgo de hospitalización y a un aumento del 57 % del riesgo de visitas a la sala de emergencias” [1].
“El aislamiento social, y por tanto la soledad, es uno de los principales factores riesgo de distimia, ansiedad y enfermedades neurodegenerativas como la demencia senil, alzheimer o Parkinson”. [2]
Por lo tanto es importante encontrar un equilibrio, asistir a psicoterapia, trabajar con uno mismo y sanar las heridas que generan dependencia o soledad autoimpuesta.
Poder experimentar la soledad positiva es muy importante, por que en ella te reencuentras contigo mismo, no hay carencia o ausencia de alguien o algo, estás solo, pero te sientes completo. Esta soledad te permite vincularte contigo mismo, mirar tu sombra y abrazarla, resignificar tus heridas para dejar de temer a la soledad.
Al vincularnos con uno mismo, descubrimos el sentido de la vida, el significado de la vida, la alegría de la vida, el esplendor de la vida. Estar con uno mismo es el mayor descubrimiento de la vida del ser humano y este descubrimiento es posible únicamente cuando estás solo.
Estar solo supone una gran oportunidad, una bendición, porque en tu soledad, te descubres sin máscaras y sin defensas y desde este lugar tienes la oportunidad de vincularte con el mundo igual sin máscaras y sin defensas, para establecer relaciones profundas, reales, significativas e íntimas, liberado de la infelicidad, liberado de tus heridas, liberado de la ansiedad; liberado de todo aquello que ha supuesto una pesadilla para ti durante tanto tiempo.
El International Journal of Ageing and Later Life, publicó un artículo donde existía una sección, titulada “La posibilidad de la soledad positiva”, argumentó que la soledad, el silencio y la privacidad pueden verse como requisitos necesarios para numerosos beneficios: recuperar energía, conectarte con tus emociones, volverte más productivo, desarrollar independencia y disfrutar de las relaciones sociales.
“Aislarte ocasionalmente puede ser saludable, convivir contigo mismo te da la oportunidad de conocerte, da rienda suelta a la creatividad, potencia tus fortalezas y trabaja en tus debilidades. El autoconocimiento te da seguridad, fuerza y por lo tanto, tu autoestima sube, tener esos momentos contigo mismo hace que tus relaciones se vuelvan sanas, fuertes y duraderas.” [3]
De manera personal quiero comentar que uno de los mayores dolores emocionales que veo en consulta es justamente el dolor de la soledad, y una de las mayores causa de culpabilidad, remordimientos y auto recriminación tiene que ver con las conductas generadas por este miedo a la soledad, yo misma lo he padecido y he vivido en carne propia las consecuencias de estas conductas.
Una vez escuche esta frase: Quiero estar solo con alguien más que quiera estar solo, cuando la escuché me impactó, no me gusto, y menos la entendí, pase por mucho para entenderla, hoy es lo que más disfruto.
Cuando enfrentamos y sanamos estas heridas, podemos elegir y procurar los momentos de soledad al mismo tiempo que reconocemos el propósito de nuestra vida y entendemos que siempre podemos ser útiles a otros, no importa la edad que tengamos, las relaciones de dependencia no son necesarias. Podemos disfrutar profundamente de nuestra propia compañía y eso genera que seamos agradables como compañía de otros.
“Sin la soledad el amor no permanecerá mucho tiempo a tu lado. Porque también el amor necesita reposo, de modo que pueda viajar por los cielos y manifestarse de otras formas.
Sin la soledad, ninguna planta o animal sobrevive, ninguna tierra es productiva por mucho tiempo, ningún niño puede aprender sobre la vida, ningún artista consigue crear, ningún trabajo puede crecer y transformarse.
La soledad no es la ausencia de amor, sino su complemento.
La soledad no es la ausencia de compañía, sino el momento en el que nuestra alma tiene la libertad de conversar con nosotros y ayudarnos a decidir sobre nuestras vidas.
Por lo tanto, benditos sean aquellos que no temen a la soledad. Que no se asustan con la propia compañía, que no se desesperan buscando algo en qué ocuparse, divertirse o qué juzgar.
Porque quien nunca está solo ya no se conoce a sí mismo.
Y quien no se conoce a sí mismo comienza a temer el vacío.
Pero el vacío no existe. Un mundo gigantesco se oculta en nuestra alma, esperando ser descubierto.” [4]
Bibliografía.
[1] Cdc.gov. 2021. Soledad y aislamiento social vinculados a afecciones graves. [online] Available at: <https://www.cdc.gov/aging/spanish/features/lonely-older-adults.html> [Accessed 17 October 2021].
[2] Cuideo. (2017, 10 abril). Soledad ¿Cómo afecta a la salud de las personas mayores? Recuperado 17 de octubre de 2021, de https://cuideo.com/blog-cuideo/soledad-como-afecta-la-salud-de-las-personas-mayores/
[3] Cataluña, D. (2020, 21 febrero). Tipos de Soledad. Instituto Europeo de Psicología Positiva. Recuperado 17 de octubre de 2021, de https://www.iepp.es/tipos-de-soledad/
[4] Coelho, P. (2015). Manuscrito encontrado en el Accra. Penguin Random House Grupo Editorial SA de CV.
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